Por lo menos en Catalunya, donde el repungnate caudillo utilizó toda su fuerza, que era mucha, para subyugar cualquier intento de expresión de nuestra tradición y nuestra cultura. No es que la democracia nos haya proporcionado una rehabilitación completa, no estamos ni siquiera cerca de semejante objetivo, pero ya podemos hablar nuestra lengua, bailar nuestra sardana y atronar los oidos más curtidos con nuestra cobla.
Estimado señor Francisco, gracias por dejarnos descansar en paz.
Hay que ver lo guapo y lo listo que es mi marido. Y lo bonita que le ha quedado la página y el blog. Y lo cabrón malparido que era Franco. No bebáis mucho mañana que la policía, aunque ahora es autonómica, también jode.
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